Quispejo, un hombre real, sin poses ni amaneramientos, sin pipa, poleras
manchadas de óleo o sandalias hippies; sin copa alzada ni chalecos
incaicos. De rasos fuertes y limpios, mandíbula firme y afeitada; que
conjugan su gesto tierno y libre. Un artista llano en la palabra y en la
acción. Pintor disciplinado y constante; estudioso: descubridor de
luces y formas. De humor impredecible.
Quispejo: Misionero del arte
Por Deysi Vicuña Flores, Comunicadora Social