sábado, junio 07, 2008

NOSTALGIAS Y AÑORANZAS

Por: Augusto Sergio Aparicio Virhuez

Al trasladar por instante mi mente hacia el pasado, asimismo al hacer memoria retrospectiva de mi infancia y parte de mi adolescencia, de inmediato el alma se me llena de nostalgia y añoranza de mi Pacar querido, al abstraer los momentos vividos en esa tierra linda al lado de mis abuelos Tereso y Maria, mis tías Arnulfa y Alejandrina, mi tío José Victorio y mi tía abuela Petronila, a todos ellos, rindo mi pleitesía. Naturalmente en ese medio rural un muchacho campesino, no podía dejar de estar al lado de las ovejas, cabras, vacas y otros animales domésticos, que eran parte de nuestra convivencia. Recuerdo asimismo con nitidez, como correteábamos con mi hermana Marina, mis primos y primas: Edith, Jorge (Quispejo), Ernesto y otros muchachos de la época, ya sea alrededor de las sementeras o simplemente por las pampas y descampados, jugando la clásica huishapita.

También recuerdo con satisfacción y alegría los momentos felices vividos en la Escuelita ubicada en Shinuapampa; una escuelita unidocente, donde un solo ambiente o aula albergaba las tres secciones que funcionaban en ella; es decir transición, 1er.Año y 2do.año, lo que hoy día equivale a 1er. Grado, 2do.Grado y 3er.Grado de primaria respectivamente. Las profesoras que en esa época nos enseñaron con amor y dedicación fueron la Srta. Rosa Zegarra y posteriormente la Srta. Natalia Villafuerte, a ellas mi especial gratitud y profundo reconocimiento.


Al igual que la de otros muchachos, una de mis actividades era el pastoreo, recuerdo como corría tras las ovejas y cabras por los parajes como: Shicapampa, Danazacpampa, Mishquipampa, Kquericcaka, Kishuarcocha, Jatunkirun, Huanca Corral, Pacar Pampa, Rucustanan, Kcaramatti y otros. Esta tarea del pastoreo lo hacia generalmente kalachaqui o con un sencillo llanqui y llevaba siempre en el bolsillo una porción de “cancha” para saciar el hambre del momento, como una especie de refrigerio de hoy; también llevaba consigo la infaltable hondilla para cazar pájaros (que existen una gran variedad en la zona), palomas y perdices; además era casi una obligación llevar una soguilla para cargar la leña que recogía del campo y llevarla de vuelta a casa para usar en la cocina como combustible en la preparación de los alimentos; a pesar de la pobreza de dinero, en el campo siempre hay comida para comer.

Con respecto a Jatunkirun, quiero hacer mención especial; detrás de este paraje está “Jato”, que realmente es un hato, porque allí existe un corral grande que servía para encerrar a las reses durante las noches y otro corral pequeño donde se encerraban a los becerros para evitar que amamanten a sus madres durante la noche, también existe una choza para pernoctar durante las noches, cuando eran necesarios, especialmente en las noches de luna.Desde Pacar íbamos a Jato todas las mañanas temprano, con mis tías y primos a ordeñar las vacas y llevar la leche para elaborar el queso, cachiyacu y el requesón.

A medida que se iba ordeñando, acercábamosnuestras tazas hacia el pezón de las vacas, para recoger la leche y tomarla calientita, fresquita y espumosa acompañada con la deliciosa “cancha” que llevábamos expresamente con este fin.



Además Jatunkirun es muy singular, porque desde allí se divisa todo Pacar y todo el panorama de la quebrada del Río Trompón, tales como Anta Anta, Ulluntu, Correcorre, Huamancayan, etc. Es decir, Jatunkirun es un mirador de ese hermoso paisaje pacarino.
Durante los meses de Febrero y Marzo íbamos a recoger las frutas del “calapacho”, portando sendas canastas y las talegas o “runcus”. El primerdestino era Pinushpampa,

Posteriormente nos dirigíamos a Alfarpampa, Verdemonte, Potrero o Montaña y finalmente Willichyan. El fruto del calapacho, es la fruta estrella de nuestra zona, es muy agradable, exquisita y aromática; tiene la forma de una pera en miniatura, por fuera es de color morado oscuro (casi negro) y por dentro es de color anaranjado similar al mango, es carnoso y presenta abundante mesocarpio con semillas o pepas pequeñas, de esta fruta se alimentan las palomas “torcazas”. En la época que vivía en Pacar, estas palomas abundaban; actualmente según tengo información el calapacho está siendo depredado o ha sido depredado, en consecuencia es muy posible que las palomas torcazas hayan desaparecido o están en peligro de extinción, puesto que su hábitat natural ha sido deteriorado por el hombre por falta de información, sobre su importancia; creo que a estos dos recursos naturales, que son patrimonio de todos, deben preservarse con energía y entereza, para el mantenimiento del equilibrio ecológico que es necesario e imprescindible para la humanidad entera.


Durante los meses de Abril, Mayo y Junio, cuando cesaban las lluvias y los pastizales habían crecido, con mi tía Arnulfa y otras personas que hacían de compañía , nos trasladábamos a las partes más altas de Pacar, naturalmente con nuestras reses, perros (fieles guardianes), llevando nuestras camas (pellejos y frazadas) y los utensilios necesarios, como ollas, baldes, porongos, platos, etc. todo sobre los lomos de las bestias (burros y caballos).

Pero antes de emprender la mudanza, previamente y con anticipación, teníamos que preparar y dejar en óptimas condiciones las chozas donde teníamos que residir temporalmente, de igual manera acondicionábamos los corrales para las reses y los becerros. Generalmente nuestra estancia comenzaba en Pallcón, luego nuestros siguientes itinerarios eran respectivamente: Ccantu Punta, Ancha, Kishuarkunka, Muchka y Joncka, en todas estas estancias elaborábamos el queso y el requesón, naturalmente la materia prima para elaborar estos productos es la leche de las vacas que producían en buena cantidad, calculo aproximadamente unos 50 litros, puesto que de algunas vacas se extraían de 8 a 10 litros de leche.

En la parte mas alta de Ancha está el cerro Huarmijirca, que realmente es una roca gigante de la apariencia de una mujer sentada (de allí su nombre), y al extremo izquierdo está “ Plaza Punta”, que es una ruina,, a la entrada de ésta, existe una especie de portón grande conocida como “Zaguán Punku”; en esta ruina existe un canal angosto hecho de piedras por donde discurre agua cristalina en una apreciable cantidad. Estoy enterado, de que en Plaza Punta han encontrado una momia y la han bautizada como “Juanita de Pacar”, espero que el pueblo de Pacar y de Marca deben saber valorar y conservar, puesto de que es parte de nuestra historia y pertenece a nuestros antepasados, en consecuencia es patrimonio de todos.

Nuestros alimentos o comidas en esos lugares eran naturalmente la leche, la cancha, la machca y la papa que se complementaba con la riquísima “papakasqui” y el “cachiyacu” que se comían con papas sancochadas, bien harinosas, llamadas papas “pashun”. La sopa papakasqui se prepara con papas, cachiyacu y huevos, a esta sopa le dá un sabor y aroma especial una hierbita llamada “atokash” y la “anchimuña” que existen en la zona.


El atocash crece en las partes altas de Ancha y Pallcón, es pequeña y de flor amarilla y de olor muy especial, la anchimuña también crece en las partes altas, son de flores rojas, es parecida a la muña, con la diferencia que ésta crece en las partes mas bajas y son de flores blancas; a la anchimuña también se usa para tomar como hierba de mate contra la flatulencia y eliminar los gases.

En las zonas altas de Pacar como Ancha, Kishuarkunka, etc. tambien se encuentran frutas agradables como el “rancar”, “shupllac”, “ushun” y el “shocotoro”, éste es de mayor tamaño que el ushun.

A todos estos parajes de altura venían muchos hombres y mujeres de Marca; traían pan, sal, azúcar, fideos, etc. para canjearlos o hacer el trueque con queso y requesón que elaborábamos y había en abundancia y no se vendían y sólo estaba destinado para nuestro consumo.

Para orear y añejar el queso y requesón se usaba la “huerinka”, éste es una especie de canasta que se colgaba del techo de la casa, con un dispositivo especial para evitar que ingresen las ratas y ratones.

A todos estos parajes que viví de muchacho, los llevo siempre en mi mente y corazón, por eso mi nostalgia al recordar lo antaño y a esos bellos y singulares paisajes, donde la vida era sana, alegre y sosegada. El ambiente puro y descontaminado, aunque como dije mas arriba, a pesar de que había escasez de dinero la chacra siempre producía para comer.

Publicado en la Revista SHANCUR. Marzo del 2007. Año XXXVII-Nro.17