martes, agosto 11, 2009

Mercado, trampas, confusiones

En relación a la Piratería, un tema siempre vigente.

Recordemos un articulo publicado, en relación a las artes plásticas, por la reconocida critica de arte Elida Román en el 2004.


Mercado, trampas, confusiones

¿Existe un mercado de arte peruano? El progresivo y reiterado cierre de galerías y espacios de exhibición, parecería indicar un declive que, de inmediato, se atribuye a la situación económica general, y también hace pensar en la debilidad y opacidad de la actividad artística nacional, incapaz de despertar el interés del público y la clientela potencial.

El tema de arte y márketing, lamentablemente tan fusionados en el mundo actual y dentro de nuestro sistema, propicia confusiones muy difíciles de aclarar y es, en primera instancia, responsable de glorias efímeras y modas breves, impidiendo la consolidación de un público realmente interesado y bien informado, predispuesto a compartir y fortalecer expresiones válidas y reconocibles, contenidos que hablen y reflexionen sobre preocupaciones y urgencias comunes, relativas a valores y deseos. La improvisación, la audacia, la falta de conocimientos y profesionalización, son la más frecuente característica de la red de marchantes informales, volviéndose un obstáculo más a la formación y cultivo de un público enterado y adepto. A esto se agrega la propia condescendencia de los autores, que con mayor facilidad de lo esperado, se someten a los métodos y dictados de estos profesionales de la informalidad. Hoy vemos cómo restaurantes y bares usufructúan beneficios de marchantes -a los que se agrega la publicidad gratuita colateral-, ofreciendo espacio inadecuados de exhibición que vienen a suplir la ausencia de los especializados.

Lo habitual es concebir a las producciones visuales como objetos de adorno, complementos decorativos o motivos que contribuyan a la creación de una imagen conveniente a propósitos desligados de la meta y sentido del arte mismo.

El por qué de esta situación comienza en el status que el sistema otorga a esta actividad y que encuentra su más clara expresión en la inacabada batalla por la materialización de un imprescindible museo de arte moderno y contemporáneo, en la cada vez más fuerte ausencia de concursos, encuentros, exposiciones, y todo tipo de acciones promocionales y de investigación, en la proliferación de una masiva producción en serie de obras exclusivamente artesanales, expuestas y ofrecidas como 'arte' y hasta promocionadas y acogidas por la escasa actividad oficial (p.e. la exhibición organizada por Palacio de Gobierno, dos años atrás) en aras de un mal entendido apoyo a la inconsistencia y la superficialidad, amparados en el viejo slogan de lo popularmente aceptado, con exclusión del análisis y la exigencia creativos, y amparado en el falaz argumento de una popularidad supuestamente democratizadora.

Se habla sobre piratería, propiedad intelectual, falsificaciones, etc, relacionados con la industria discográfica, el material informático y la labor editorial, pero nadie repara en la impunidad con la que se plagia obra de reconocidos artistas nacionales y se exhiben y venden en la muy bien organizada cadena de tiendas de cuadros (verdaderos supermercados), cercanas a ferias artesanales o formando parte de ellas, y también desplegadas en el mismo Parque de Miraflores, ante la absoluta indiferencia de las autoridades y la complacencia generalizada.

Sabemos que no se puede esperar apoyo del Estado, pero para que el mismo llegue desde la actividad privada, es indispensable la consolidación de seriedad y exigencia en esta importantísima y poderosa franja de la cultura visual de nuestro tiempo.

Diario El Comercio, Sección Luces. Lima, Perú. 7 Agosto del 2004.